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Ortografía. Signos de puntuación II

Aquí nos vamos a centrar en los signos de interrogación y de exclamación y las comillas.
Signos de interrogación y de exclamación
A diferencia de lo que sucede en inglés o en francés, y a pesar de la ligereza que cada vez más se expande por internet, en español los signos de interrogación y de exclamación se cierran y se abren. La apertura de los mismos no es, en absoluto, gratuita. Debemos recordar que en inglés o francés (o en alemán o en tantas otras lenguas…) hay un indicador de que la pregunta o la exclamación comienzan: a menudo varía el orden de palabras inicial de la frase o se incluye alguna partícula o verbo auxiliar.
En español, no obstante, no sucede tal cosa, por lo que es importante marcar el inicio y el final de la pregunta o el asombro. Así lo dice elDiccionario Panhispánico de Dudas, que afirma que “no deben suprimirse por imitación de otras lenguas”. De hecho, sólo estos signos de puntuación pueden cambiar notablemente el significado de una frase:
¿Cómo está María?
¡Cómo está María!
Como está María…
Además, hay que recordar que “los signos de interrogación y de exclamación se escriben pegados a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y separados por un espacio de las palabras que los preceden o los siguen”, como claramente indica la RAE.
Tras las interrogaciones o exclamaciones de cierre puede colocarse cualquier signo de puntuación, excepto el punto.
Cuando tenemos varias exclamaciones o interrogaciones consecutivas, podemos considerarlas parte de un mismo enunciado o independientes. En el primer caso tendremos que utilizar mayúsculas y, en el segundo, minúsculas:
¿Quién era? ¿De dónde salió? ¿Te dijo qué quería?
¡Qué enfadado estaba!, ¡cómo se puso!, ¡qué susto nos dio!
Hay que recordar, igualmente, que los signos de cierre pueden ir entre paréntesis para expresar duda o sorpresa, normalmente acompañadas deironía. Los ejemplos que ofrece el DPD son los siguientes:
Tendría gracia (?) que hubiera perdido las llaves.
Ha terminado los estudios con treinta años y está tan orgulloso (!).
Ambos signos pueden combinarse, abriendo con el de exclamación y cerrando con el de interrogación, o (preferiblemente) abriendo y cerrando con ambos.
Comillas simples
Las comillas simples (‘ ’) abren y cierran una parte del enunciado, al que encuadran, aunque tienen un uso algo distinto de las comillas que habitualmente llamamos normales.
Su uso es más especializado y consiste en indicar la reproducción del significado de una palabra, como se ve en la introducción del diccionarioRedes:
No podríamos decir que destapar es ‘quitar la tapa a algo’ o ‘…de algo’, puesto que es perfectamente posible destapar un secreto, un misterio o un escándalo, y sabemos que esas nociones no tienen tapa.
Comillas inglesas y latinas
Las comillas enmarcan una porción de texto por diferentes motivos, y siempre son dobles: abren y cierran el enunciado que abarcan. Podemos diferenciar entre las comillas latinas (« ») y las inglesas (“ ”), amén de las sencillas (‘ ’). Las latinas y las inglesas tienen, en principio, un uso equivalente. En español se han utilizado tradicionalmente las primeras, pero la prensa y los teclados de los ordenadores nos incitan cada vez más a usar las segundas. Como la exclamación y la interrogación, se pegan a la frase que contienen.
Como sagazmente indica José Antonio Millán en su libro Perdón, imposible, del que se habló en la primera entrega sobre puntuación, “si tuviéramos que aventurar una definición que resumiera todos los usos de las comillas diríamos que se usan para marcar palabras que el que escribe considera que se producen en circunstancias distintas a las del resto del texto; y eso puede querer decir muchas cosas…”.
¿Cuándo usamos, entonces, las comillas?
1. Uno de los usos más curiosos de las comillas es el de expresar ironía. Uno de los ejemplos que pone Millán es muy ilustrativo y, además, informativo. En la década de 1960, en pleno franquismo, el Ministerio de Información y Turismo (entonces dirigido por Manuel Fraga) creó un Boletín de Información Bibliográfica para contrarrestar los escritos en contra del régimen que se publicaban fuera de España. Un número del año 64 contenía una reseña de una antología que decía así:
Entre ellos, los autores de cierto número de «poemas» (Gonzalo Abad, Rafael Alberti, Julián Andújar, J. M. Caballero Bonald, Jaime Gil de Biedma, Serafín González, Francesco Vallverdú y otros).
Es evidente que lo que quería decir quienquiera que escribiese el texto es que las composiciones recogidas en el libro eran cualquier cosa menos un poema.
2. Se emplean también las comillas cuando el autor se ve obligado a utilizar una palabra sabiendo que es incorrecta o inexacta, pero no puede encontrar otra mejor:
Las abejas, al igual que otros animales, «huelen» nuestro nerviosismo.
3. Además, se usan las comillas cuando la lengua habla sobre la lengua (el llamado uso metalingüístico del lenguaje), como en el texto de Severo Sarduyque recoge Millán:
[los nudistas] despreciaban a los bañistas cubiertos con la injuriosa denominación de «textiles».
En estos tres casos se podría haber usado, en lugar de las comillas, la letra cursiva.
En épocas pasadas se usaban las comillas para dar realce en las palabras, empleo que se conserva sorprendentemente en los carteles manuscritos de los bares. En Perdón, imposible aparece un ejemplo de un bar alicantino:
CROQUETAS
“CASERAS”
BACALAO, O JAMÓN
Al respecto, dice José Antonio Millán: “La verdad es que cabría entender que se ofrecen croquetas congeladas disfrazadas de propias… Pero no sólo encontramos este uso, hoy aberrante, en establecimientos hosteleros de baja categoría, sino allí donde brillan el poder y los recursos, como este cajero automático de 4B”. A continuación, copia el ejemplo:
RECARGUE SU TELÉFONO MÓVIL
“SIN GASTOS”
SELECCIONE
“RECARGAS, PAGOS Y OTROS”
Irónicamente, sigue apuntando Millán: “Las segundas comillas son adecuadas, pero ¡las primeras!... Parece que nos están diciendo: «Intente, intente recargar el móvil y ya verá lo que le cobramos…».”
Para finalizar, merece la pena recordar el ejercicio que llevó a cabo el escritor cubano Cabrera Infante. Muy ilustrativo, refleja cómo cambia un texto en función de la adición de las comillas:
Uno
Una prueba de que los pecados, si no más atractivos que las virtudes, son al menos más duraderos es que la diosa Némesis en la antigüedad premiaba a los buenos y castigaba a los malos. Hace rato sin embargo que el nombre es sinónimo de desgracia —y, a veces, de venganza.
Dos
Una «prueba» de que los «pecados», si no más «atractivos» que las «virtudes», son al menos más «duraderos» es que la «diosa» Némesis en la «antigüedad» premiaba a los «buenos» y castigaba a los malos. Hace rato «sin embargo» que el «nombre» es sinónimo de «desgracia» —y, a veces, de «venganza».

Ortografía. Los signos de puntuación.

Muy a menudo, cuando nos olvidamos de lo importante que es y descuidamos nuestra escritura, la primera en salir perjudicada es la puntuación. ¡Qué complicado es entender un texto mal puntuado, y qué trabajoso leerlo!
Amén de las indicaciones de la Real Academia Española al respecto, es muy útil el libro de José Antonio MillánPerdón, imposible. Guía para una puntuación más rica y consciente (RBA Libros, 2005). En el prólogo al práctico manual, Millán recuerda una anécdota que ha proliferado en los ambientes escolares de boca en boca con el fin de demostrar lo importante que es puntuar bien. Merece la pena reproducirla.
Atribuida a Carlos V, aunque a veces figura referida a otros reyes, la anécdota cuenta que al emperador se le dio para ser firmada una sentencia que decía lo siguiente:
Perdón imposible, que cumpla su condena.
Sin embargo, al monarca le pudo su bondad y antes de devolver la sentencia firmada, cambió la coma de lugar, dejando la frase así:
Perdón, imposible que cumpla su condena.
Una coma —o ni siquiera: ¡la posición de una coma!— salvó a un hombre nada más y nada menos que de la muerte. Millán recoge atinadamente la historieta, que figura en el prólogo de su libro, para recordarnos lo fundamental que es puntuar bien.
Coma
Del griego comma, ‘trozo, corte’: la coma es la pausa más breve que podemos marcar en un enunciado. Hay muchas ocasiones en que, sin embargo, no debemos usarla. Por lo general (aunque hay excepciones) no debemos poner una coma antes de la conjunción yDesde luego, cuando ésta liga el último término de una enumeración, la coma sobra:
Trajo muchísimas cosas a la fiesta: vino, patatas, galletas, pistachos, y postre.
Además, tampoco debemos incurrir en un error frecuentísimo: el de instalar una coma entre el sujeto y el verbo de una oración. Es habitual verlo escrito, pero es incorrecto y revela una puntuación deficiente.
Todos los hombres, merecen un trato social no discriminatorio.
Hay quien ha reivindicado su uso cuando el sujeto de la oración es muy largo y el cuerpo nos pide una pausa, pero no debemos olvidar que la puntuación escrita no es una transcripción literal de las pausas que hacemos al hablar. Como escribió María Moliner, “ni todas las pausas con que se modula el lenguaje hablado se transcriben en el escrito, ni todas las pausas que se representan con comas (…) se hacen siempre en el lenguaje hablado”.
Punto y coma
El punto y coma es el gran olvidado de la puntuación, pues su empleo es muy preciso y a veces resulta complicado saber cuándo debe usarse exactamente. Sin embargo, tampoco hay que forzar: a veces intentamos escribir un punto y coma, precisamente por su originalidad o porque nos parece signo de una escritura elevada, y el resultado no es sino un fracaso estrepitoso.
Un buen ejemplo para ilustrar su uso nos lo ofrece la siguiente frase de Baroja:
Tengo que hablar de mí mismo; en unas memorias es inevitable.
Una coma habría sido demasiado leve, pero la estrecha relación entre las dos oraciones también dificulta el uso del punto.
Dos puntos
Los dos puntos sirven de entrada a las enumeraciones, a las explicaciones y a las ampliaciones. Así la utiliza Cortázar:
Nuestro reino era así: una gran curva de las vías acababa su comba justo frente a los fondos de nuestra casa.
Además, las citas literales se anteceden también con dos puntos. Tras ciertas expresiones que recapitulan o introducen un nuevo tema (por cierto, ahora bien…) podemos, asimismo, usarlos.
En el encabezamiento de cartas o correos electrónicos nuestra tradición utiliza el uso de los dos puntos aunque, por influencia del inglés, cada vez es más frecuente hallar en ese lugar una coma.
Podemos ilustrar la diferencia entre el punto y coma y los dos puntos(cuya pausa es más o menos equivalente en cuanto a la duración) con una corrección que realizó Borges sobre una frase de su texto «El Aleph», y que Millán reseña muy atinadamente. La oración inicial decía así:
—[…] Es mío, es mío; yo lo descubrí en la niñez, antes de la edad escolar.
A partir de 1974:
—[…] Es mío, es mío: yo lo descubrí en la niñez, antes de la edad escolar.
Como se dice en Perdón, imposible: “El matiz es importante: en la primera versión la propiedad y la historia del descubrimiento son hechos independientes, aunque relacionados. En la segunda hay un enlace causal entre ambos: el Aleph pertenece al personaje porque se lo encontró hace mucho”.
Es incorrecto, finalmente, el empleo de los dos puntos entre una preposición y los sustantivos que la siguen, como en el siguiente ejemplo:
Acudieron a la presentación actores de: la industria del cine, el mundo del teatro y la televisión.
Puntos suspensivos
Su utilización apenas ofrece dudas, pero sí es importante recordar una cosa:los puntos suspensivos son tres y sólo tres. Utilizar más (salvo que vayan acompañados del punto de una abreviatura) es incorrecto y revela una escasa cultura.
Punto
En un principio el punto se utilizó para separar las palabras, pero los gramáticos de los siglos IV a VIII empezaron a emplearlo para señalar las pausas. Es curioso que la altura a la que se escribía el punto era variable:cuanto más alto se marcaba el punto, más larga sería la pausa. Tal vez sea uno de los signos de puntuación que menos dudas suscita, aunque nunca están de más algunas apreciaciones.
Al final de los títulos o después de los signos de cierre de admiración y exclamación no debemos poner punto alguno. En el caso de las comillas de cierre, el punto sí debe incluirse, siguiéndolas a ellas; lo mismo sucede con los paréntesis o las rayas.
Lo más frecuente en la actualidad es que las siglas no lleven punto (escribimos IVA y no I.V.A).
Como se indica en el Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE, se escribe punto detrás de las abreviaturas, “salvo en el caso de aquellas en las que el punto se sustituye por una barra”, como es el caso de calle, cuya abreviatura es c/Cuando una abreviatura coincide con el final de una oración, su punto se fusiona con el de ésta. No obstante, “los otros signos de puntuación (…) sí deben escribirse tras el punto de la abreviatura; por lo tanto, si tras una abreviatura hay puntos suspensivos, se escriben cuatro puntos”.
Las abreviaciones de las unidades de medida (m, km, l) y los nombres de los libros de la Biblia (Gn, Ex) no son abreviaturas, sino símbolos, por lo que debemos escribirlas sin punto.

La necesidad de la ortografía

Recogemos literalmente un artículo del académico y escritor cartagenero A. Pérez- Reverte
Limpia fija y da esplendor. Arturo Pérez-Reverte; El Semanal, 6 de febrero de 2000.
Acabo de recibir un e-mail de Pepe Perona, el maestro de Gramática, reproduciendo otro que le ha enviado no sabe quién. Desconocemos el nombre del autor original, así que, en esta versión postmoderna del manuscrito encontrado, me limito a seguir el juego iniciado por mano genial y anónima. El maravilloso texto se refiere a una supuesta reforma ortográfica que va a aplicar la Real Academia, a fin de hacer más asequible el español como lengua universal de los hispanohablantes y de las soberanías soberanistas. Y lo reproduzco con escasas modificaciones.
Según el plan de los señores académicos -expertos en lanzada a moro muerto-, la reforma se llevará a cabo empezando por la supresión de las diferencias entre c, q y k. Komo komienzo, todo sonido parecido al de la k será asumido por esta letra. En adelante se eskribirá kasa, keso, Kijote. También se simplifikará el sonido de la c y la z para igualarnos a nuestros hermanos hispanoamerikanos: “El sapato ke kalsa Sesilia es asul”, y desapareserá la doble c, reemplasándola la x: “Mi koche tuvo un axidente”. Grasias a esta modifikasión los españoles no tendrán ventajas ortográfikas frente a los hermanos hispanoparlantes por su extraña pronunsiasión de siertas letras.
Se funde la b kon la v, ya ke no existe diferensia entre el sonido de la b larga y la v chikita. Por lo kual desapareserá la v y beremos kómo obbiamente basta kon la b para ke bibamos felises y kontentos. Lo mismo pasará kon la elle y la ye. Todo se eskribirá kon y: “Yébame de biaje a Sebiya, donde la yubia es una marabiya”. Esta integrasión probokará agradesimiento general de kienes hablan kasteyano, desde Balensia hasta Bolibia.
La hache, kuya presensia es fantasma en nuestra lengua, kedará suprimida por kompleto: así, ablaremos de abichuelas o alkool. Se akabarán esas komplikadas y umiyantes distinsiones entre echo y hecho, y no tendremos ke rompernos la kabesa pensando kómo se eskribe sanaoria. Así ya no abrá ke desperdisiar más oras de estudio en semejante kuestión ke nos tenía artos.
Para mayor konsistensia, todo sonido de erre se eskribirá kon doble r: “El rrufián de Rroberto me rregaló una rradio”. Asimismo, para ebitar otros problemas ortográfikos, se fusionan la g y la j para ke así jitano se eskriba komo jirafa y jeranio komo jefe. Aora todo ba kon jota de kojer. Por ejemplo: “El jeneral korrijió los korreajes”. No ay duda de ke estas sensiyas modifikasiones aran ke ablemos y eskribamos todos kon jenial rregularidad y más rrápido rritmo.
Orrible kalamidad del kasteyano, jeneralmente, son las tildes o asentos. Esta sankadiya kotidiana desaparese kon la rreforma: aremos komo el ingles, ke a triunfado unibersalmente sin tildes. Kedaran eyas kanseladas en el akto, y abran de ser el sentido komun y la intelijensia kayejera los ke digan a ke se rrefiere kada bokablo: “Oserba komo komo la paeya”.
Las konsonantes st, ps, bs o pt juntas kedaran komo simples t o s, kon el fin de aproximarnos a la pronunsiasion ispanoamerikana y para mejorar ete etado konfuso de la lengua. Tambien seran proibidas siertas asurdas konsonantes finales ke inkomodan y poko ayudan al siudadano: “¿Ke ora da tu rrelo?”, “As un ueko en la pare” y “Erneto jetiona lo aorro de Aguti”. Por supueto, entre eyas se suprimiran las eses de los plurales: “La mujere y lo ombre tienen la mima atitude y fakultade inteletuale”.
Yegamo trite e inebitablemente a la eliminasion de la d del partisipio pasado y kanselasion de lo artikulo, impueta por el uso: “E bebio te erbio y kon eso me abio”. Kabibajo asetaremo eta kotumbre bulgar, ya ke el pueblo yano manda, kedando suprimia esa de interbokalika ke la jente no pronunsia. Adema, y konsiderando ke el latin no tenia artikulo y nosotro no debemo imbentar kosa ke Birjilio, Tasito y lo otro autore latino rrechasaban, kateyano karesera de artikulo. Sera poko enrredao en prinsipio, y ablaremo komo fubolita yugolabo en ikatola, pero depue todo etranjero beran ke tarea de aprender nuebo idioma rresultan ma fasile. Profesore terminaran benerando akademiko de la lengua epañola ke an desidio aser rreforma klabe para ke nasione ipanoablante gosemo berdaderamente del idioma de Serbante y Kebedo.
Eso si: nunka asetaremo ke potensia etranjera token kabeyo de letra eñe. Ata ai podiamo yega. Eñe rrepresenta balore ma elebado de tradision ipanika y primero kaeremo mueto ante ke asetar bejasione a simbolo ke a sio y e korason bibifikante de lengua epañola unibersa.